UN ANILLO PODEROSO
Sortija con Abraxas. Museo de Saldaña. Foto KuanUm! |
Esta sortija de bronce se halló en una tumba de la necrópolis Sur del yacimiento. Lleva cabeza de pájaro y otros atributos propios de esta divinidad, representando la Providencia, La Fuerza, la Razón y, quizás, alusiones a los planetas.
|
Esta sortija se ha datado en la época de esplendor priscilianista (no olvidemos que, todavía en el siglo VI, un arzobispo de Toledo, Montano, recrimina al obispo de Palencia por el priscilianismo de sus feligreses), y de ser real esta atribución, aunque actualmente parece estar puesta en tela de juicio, estaría indicando el éxito de esa doctrina también entre los habitantes de La Olmeda. Dice el oráculo Wikypédico que la palabra Abraxas (o Abrasax o Abracax, del griego ἄβραξας) era un término que se grababa en ciertas piedras antiguas, llamadas Piedras Abraxas, y que las sectas gnósticas solían usar como talismán.
Se creía que Abraxas era el nombre de un dios que representaba el Bien y el Mal, un dios y deidad adorada y un demonio y daimon temido en una única existencia.
Este término fue usado por los Basilideanos, una secta gnóstica del siglo II, para nombrar al ser supremo o dios que ellos adoraban.
Abraxas fue también considerado un dios egipcio y un demonio. Es probable que la mística palabra abracadabra fuera derivada de tal nombre, aunque existen algunas otras explicaciones al respecto.
Por otro lado, el priscilianismo fue la doctrina cristiana predicada por Prisciliano en el siglo IV, basada en los ideales de austeridad y pobreza. Sus enseñanzas fueron condenadas como herejía en el Concilio de Braga, en el año 563. Anteriormente fue discutido en el Primer Concilio de Toledo, en el año 400.
Además de instar a la Iglesia a abandonar la opulencia y las riquezas para volver a unirse con los pobres, el priscilianismo como hecho destacado en el terreno social condenaba la institución de la esclavitud y concedía una gran libertad e importancia a la mujer, abriendo las puertas de los templos a las féminas como participantes activas. Así la primera de la que se conservan textos escritos en latín es Egeria, monja galaica priscilianista que vivió en torno al 381.
El priscilianismo recomendó la abstinencia de alcohol y el celibato, como un capítulo más del ascetismo, pero no prohibió el matrimonio de monjes ni clérigos, utilizó el baile como parte de la liturgia y se negó a condenar algunos apócrifos y seudoepigráficos prohibidos como el Libro de Henoc, que interpretaba en forma alegórica.
Los detractores de Prisciliano y sus ideas lo han acusado de múltiples pecados e impiedades, como que negaba el dogma de la Trinidad y defendía una concepción unitaria. Dicen que afirmaba que los ángeles y las almas humanas eran, en esencia, de la misma sustancia que Dios. Afirman además, que negaba la encarnación del Verbo, atribuyendo a Jesús un cuerpo sólo aparente.
Prisciliano fundó una escuela ascética, rigorista, de talante libertario, precursora del movimiento monacal, y opuesta a la creciente opulencia de la jerarquía eclesiástica imperante en el siglo IV. Los aspectos más polémicos, en cuestiones formales, son el nombramiento de «maestros» o «doctores» a laicos, la presencia de mujeres en las reuniones de lectura y su marcado carácter ascético.