El consumo de minerales es habitual en el caso de nuestros congéneres. En nuestra dieta diaria está presente su ingesta: desde el agua que bebemos, la sal que potencia el sabor de nuestros manjares cotidianos, y podríamos hacer relación aquí, sin duda, de una larga lista de productos provenientes del mundo mineral que pasan, directamente, al organismo humano a través de la boca.
Pero, ¿quién no ha visto engullir con cierta sorpresa, si no horror, productos que no entraban en nuestros esquemas alimentarios heredados? En el recuerdo tenemos a aquellos compañeros de aula escolar que degustaban con delectación (?) crema "Nivea", betún para zapatos, plásticos, pinturas e incluso pegamentos, ni que decir tiene que otros eran habituales consumidores ¡de tiza!.
Pues bien, estos comedores extraordinarios, estas conductas extravagantes desde un punto de vista alimentario, tienen un nombre:“pica”.
¿Qué es la pica? Pues ni más ni menos que un trastorno de la ingestión y de la conducta alimentaria que se da sobre todo durante la infancia. Se define como “el consumo persistente de sustancias no nutritivas durante un período de por lo menos un mes, de forma inadecuada evolutivamente y siempre que su práctica no esté sancionada culturalmente”.
Muchas especies animales, incluidos primates, presentan este comportamiento. Documentado desde la antigüedad, en la mayor parte de los casos, se ha considerado más como síntoma de otro trastorno o estado que como entidad independiente.
Parece ser que fue el médico francés Ambroise Paré (1510-1590) el primero que describió en profundidad este desorden alimenticio al que dio por nombre "pica", seguramente, por ser éste el nombre en latín de pericos y guacamayos. Dichas aves, como se sabe, tienen el hábito de ingerir casi cualquier cosa que se les presente, sea por hambre o curiosidad, de modo que su
comportamiento retrataba metafóricamente el problema de aquellos pacientes que el facultativo observó.Se sabe que en algunas culturas clásicas (egipcios, griegos, incas, mayas, ... ) se tenía la costumbre de comer ciertas arcillas con fines rituales o medicinales, e incluso hoy día hay lugares en donde cierto tipo de tierra se considera condimento (Perú, sur de México y zona norte de Europa, por ejemplo). Sin embargo, mientras que en estos casos se habla de un consumo consciente y con fin específico, quienes padecen alotriofagia ingieren productos extraños en forma compulsiva, es decir, sin poder controlarse ni dar una explicación a sus actos. La pica toma un nombre específico dependiendo del tipo de sustancia ingerida, de manera que los siguientes corresponden a la ingestiones más comunes. Veamos cuales:
Amilofagia (consumo de harinas o almidón), Geofagia (Tierra, consumo de arcilla), Pagofagia, consumo de Hielo, Cautopirofagia (consumo de fósforos quemados), Coniofagia (consumo de polvo de persianas), Coprofagia (consumo de heces), Filofagia (consumo de hojas), Geomelofagia (consumo de patatas crudas), Gooberfagia (consumo de cacahuetes), Lectofagia (consumo de lechugas), Litofagia (consumo de piedras), Tricofagia (consumo de pelos), Xilofagia (consumo de maderas), Stachtofagia (consumo de cenizas de cigarrillos), Onicofagia (consumo de uñas).
Personalmente, nosotros hemos conocido a gente consumidora de "Nivea" (¿Niveofagia, se diría?), betún para zapatos, plásticos, pinturas, etc… y a otros que de pequeños mordisqueaban las paredes desde la cuna. Vivir para ver (y comer). CONTINUARÁ...