jueves, 8 de diciembre de 2011

CATULO, LESBIA Y EL LASERPICIO

Hoy es un día especial para nosotros, la cosa lo requiere. ¿Por qué no disfrutar a Cátulo, nuestro vital héroe?  Precisamente en sus poemas a Lesbia, el poeta hace una de las referencias a la riqueza en láser de Cirene.

Ésta es una variedad de laserpicio endémica en el Pirineo aragonés:
Nombre científico: Laserpitium siler
Nombre común: Yerba de las tres hojas, laserpicio
Rango altitudinal: 750-2300 mts.
Época floración: Junio-Agosto
Altura: 30 a 90 cm.
Hábitat: Gleras más o menos fijadas, al pie de roquedos calizos o fondos frescos de barrancos.
Endémica de las montañas del centro y sur de Europa
Publicado por Flora de Aragón

Diversas monedas de Cirene con la representación de la planta
El laserpicio en latín o silfio en griego, Σίλφιον, es una planta cuya variedad norteafricana desapareció a principios de nuestra era, aunque aún existen variedades endémicas en el sur de Europa (por ejemplo en los Pirineos). Era semejante a la asafétida, muy valorada en la antigüedad en la zona mediterránea por su exudado resinoso (laser) usado por sus propiedades como medicamento y condimento gastronómico

El poema que nos ocupa es el fragmento inicial de la quinta parte del Carmina, escrito por Cayo Valerio Cátulo; y su primera línea (Vivamus, mea Lesbia) se suele utilizar como título del mismo. Fue compuesto en el siglo I d.C y sus protagonistas son el poeta y Lesbia, quien además de ser la musa de Cátulo era también su esposa.

Estos versos son una hermosa exaltación de las delicias de la vida, efecto que el poeta logra con maestría al contrastar este concepto con la idea de la noche eterna (nox est perpetua).

He aquí algunos fragmentos:

Vivamus, mea Lesbia
Vivamos, Lesbia mía
V.Vivamos, Lesbia mía, y amemos,
Si los sabios reprueban nuestros actos
Con excesivo escrúpulo, olvidémoslos.
Los astros se sumergen en el oeste
Para luego retornar:
Pero nosotros, cuando se extinga
La tenue luz de nuestras vidas,
Dormiremos una noche eterna.
Dame mil besos, y después cien,
Mil besos más, y luego otros cien,
Comienza de nuevo y completa mil con cien más,
Cuando hayamos acumulado muchos miles,
Revolvamos todo y perdamos la cuenta,
Para que el malvado no pueda encantarnos,
Cuando sepa de los besos que compartimos.

Vivamus, mea Lesbia, atque amemus,
Rumoresque senum seueriorum
Omnes unius aestimemus assis.
Soles occidere et redire possunt:
Nobis, cum semel occidit breuis lux,
Nox est perpetua una dormienda.
Da mi basia mille, deinde centum,
Dein mille altera, dein secunda centum,
Deinde usque altera mille, deinde centum.
Dein, cum milia multa fecerimus,
Conturbabimus illa, ne sciamus,
Aut nequis malus inuidere possit,
Cum tantum sciat esse basiorum.

VII.
Preguntas cuántos besos tuyos, Lesbia,
Me satisfacen y superan.
Cuan grande es el número de arena libia,
Rica en laserpicio, que se extiende por Cirene,
Entre el oráculo del tempestuoso Júpiter
Y el sagrado sepulcro del viejo Bato;
O cuantas estrellas observan, cuando la noche calla,
Los furtivos amores de los hombres;
Tantos besos le satisfacen y le sobran
Al loco de Cátulo, que los curiosos
Jamás podrán contarlos
Ni mancillarlos con sus malas lenguas.

Quaeris, quot mihi basiationes
tuae, Lesbia, sint satis superque.
quam magnus numerus Libyssae harenae
lasarpiciferis iacet Cyrenis,
oraclum Iouis inter aestuosi
et Batti ueteris sacrum sepulcrum;
aut quam sidera multa, cum tacet nox,
furtiuos hominum uident amores;
tam te basia multa basiare
uesano satis et super Catullo est,
quae nec pernumerare curiosi
possint nec mala fascinare lingua.

LXXV.
A tal estado ha llegado mi alma por tu culpa, Lesbia mía,
Y de tal forma ella se ha perdido por su fidelidad,
Que ya no es capaz de amarte con bondad,
Aunque te conviertas en la mejor,
Ni dejar de desearte, hagas lo que hagas.

Huc est mens deducta tua, mea Lesbia, culpa,
atque ita se officio perdidit ipsa suo,
ut iam nec bene uelle queat tibi, si optima fias,
nec desistere amare, omnia si facias.
LXXXV.
Odio y amo: ¿Porqué lo hago, acaso preguntas?
No lo sé, pero siento que sucede y me atormenta.

Odi et amo: quare id faciam, fortasse requiris.
nescio, sed fieri sentio et excrucior.
Cayo Valerio Cátulo.

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