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Entrada al Museo (foto KuanUm!) |
En los numerosos viajes de los últimos tiempos a Francia nos han llamado la atención bastantes cosas. Una de ellas ha sido la existencia de diversos museos lapidarios. Se trata de espacios que albergan conjuntos realmente heterogéneos de inscripciones, relieves, esculturas y objetos de un cierto volume.,n presentados de forma más o menos adecuada.Este tipo de presentación responde a una corriente museológica que arranca de la época de la Revolución y que arraigó con fuerza en la Francia decimonónica, continuando en el siglo XX.
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Vista de una nave lateral
(foto KuanUm!) |
Es sorprendente encontar, a muy poca distancia física, museos de última generación al lado de estas venerables instituciones, que salvaguardan piezas de primer orden en unas condiciones que, a nuestro juicio, son, como mínimo, mejorables, pero que a su vez, tienen el encanto de lo "ruskiniano", de la ruina romántica.
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Vista de la nave principal (foto KuanUm!) |
El museo que nos ocupa se halla en la pequeña ciudad de Vienne (donde se celebró el concilio que significó el final de los Templarios) en la iglesia de San Pedro. Fue fundado gracias a la donación de Pierre Schneyder en 1807. El museo abrió sus puertas, definitivamente, en 1867.
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Presentación de diversos relieves (foto KuanUm!) |
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Diversos objetos de cerámica (Foto KuanUm!) |
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Esculturas en el Museo (Foto KuanUm!) |
Los objetos, por su parte, se encuentran distribuidos por la naves de la iglesia. La mayor parte ubicados perimetralmente, apoyados en los muros del edificio y, en general, amontonados los unos sobre los otros, en un auténtico batiburrillo pétreo. La iluminación se ha cuidado mucho para tratar de acentuar el evidente efecto escenográfico de los restos, y responde a la única actuación museográfica que parece haberse realizado en el lugar en bastantes años, aparte de algunos nuevos soportes férreos.
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Oscillum con el relieve de un actor
con máscara, que presenta en la parte
posterior una bailarina (Foto KuanUm!) |
Hay pocas vitrinas, y estas se concentran en la zona de la rectoría, donde se muestran numerosos hallazgos escultóricos de busto redondo y pequeños relieves alineados en diversas estanterías que llegan hasta el suelo.
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Vitrina con cabezas (Foto KuanUm!) |
Más allá de la presentación, la colección de objetos es magnífica, y entre todos ellos destacan sin duda los relacionados con la música, la danza y el teatro: no en vano la antigua ciudad de Viena dispuso de una compañia estable de teatro gracias a la generosidad de Decimus Valerius Asiaticus. Pero eso será otra entrada.
De todas formas, hay una serie de preguntas que nos asaltan: ¿dejaríamos este museo tal como está, con su sabor a romanticismo trasnochado, o intentaríamos cambiarlo?
Se admiten opiniones.
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Venus admiradora de la colección de ánforas (Foto KuanUm!) |
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