sábado, 5 de enero de 2013

COMER COSAS RARAS: ¡A COMER ROEDORES!, I. De aquí y de allá

Miguel Delibes convirtió a las ratas en el "símbolo" de la miseria de Castilla, en su famosa novela del mismo nombre, publicada en 1962. Son dos los grandes protagonistas, el Nini y su padre, el Tío Ratero, cazador de ratas para alimentarse.

  


Para sorpresa de muchos en nuestros días, el Nini no tiene nada que ver con nuestros homónimos coetáneos: es un niño de once años que vive en una cueva apartada del pueblo, vulnerable también al desahucioúnicamente con su padre, una especie de sabio al que todos acuden con dudas sobre la cosecha, la lluvia, los animales o el santoral, y que parece poseer todos esos conocimientos por ciencia infusa. 


El Tío ratero cazaba unas ratas de carne suave y de mejor gusto que el conejo. Comer ratas parecía representar uno de los mayores gozos de sus protagonistas, algo mejor que levantarse en verano a la una de la mañana para ir a las tierras a recoger la mies a tientas, echarla en el carro y llevarla a las eras. Ya se lo decía Justito, el alcalde, al gerifalte provincial"Son buenas, jefe. Fritas con una punta de vinagre son más finas que codornices".


Y es que las ratas, no hay que asustarse, amigos, han sido manjares de diversas culturas a lo largo de toda la historia de la humanidad. Naturalmente, no nos referimos aquí a comidas o propuestas extravagantes de aire contemporáneo, como la de la artista neoyonkina, Laura Ginn, creadora del proyecto ‘Mañana volvemos a paladear lo que atrapamos’, quien lleva años siguiendo una dieta de ratas y usando las pieles de estos animales para hacer distintos tipos de objetos, que ella misma atrapa.
Al rico aperitivo de rata neoyorquina

Ginn, ataviada para la ocasión con un vestido que se hizo con 300 pieles de ratas, invitó a casi un centenar de “valientes y aventureros" a una cena que ofreció en Manhattan. Los invitados, que tuvieron que pagar 100 dólares por la entrada, fueron agasajados con lo que esta peculiar mujer, modestamente describió como "una fiesta inusual", en base a "uno de los recursos realmente sustentables en una ciudad como Nueva York”, que consistía en la degustación de platos hechos con carne de ratas que ella aseguró no provenían “del metro" de la ciudad, sino de ejemplares que se utilizan para experimentos “médicos”, de una instalación “limpia y segura” de California.

La idea de rodear su vida de ratas surgió cuando Ginn pensó en que estos roedores, que inundan la ciudad, podían servir de un modo perfecto para sobrevivir. Su reto era "explorar la autosuficiencia en un entorno urbano" y "dar a la gente la oportunidad de ser realmente conscientes de su relación física con el mundo que les rodea".
Ratas cocinadas en Vietnam
Que los roedores han acompañado gastronómicamente al hombre ya desde la prehistoria no hay ninguna duda, existiendo innumerables pruebas de la aparición de su consumo en el análisis de microfauna de las estaciones arqueológicas de todo el planeta.

Actualmente su consumo es propio de gastronomías de diversas geografías: prueba de ello son los 25 millones de ratas que al año son comidas en Vietnam, como exótico manjar, fritas o a la parrilla, y en muchas ocasiones maceradas en salsa de pescado, el garum contemporáneo de los países asiáticos.

También en la cocina peruana se come algo parecido a un conejillo de indias, pero de aspecto realmente "ratuno",  que es el cuy (si te atreves, puedes ver parte del proceso de su preparación en el video filmado en la "Picantería Doña Lucila" por Paco Nadal). Conocido es el plato: de cuy frito chactado, o sea, bien aplastado en la sartén.




Pero de lo que queremos hablar aquí es de la interesante crianza de otro tipo de ratón, el lirón o glis. Y por supuesto, de quienes hicieron de ello un negocio próspero, aprovechándolo gastronómicamente hablando. Nos referimos a la cría de lirones que llevaron a cabo los antiguos romanos, y que realizaban en el interior de esas extraordinarias jaulas que llevaban por nombre glirarium.

Lo dejamos para la siguiente entrada, cuando se acomode el rey Melchor, pero antes a dormir prontito, que vienen los Reyes Magos,  y hacedlo con licencia de ronquido, como el amigo lirón que os presentamos...
Un lirón durmiendo... y roncando


 Pronto continuará...

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