martes, 21 de diciembre de 2010

PARA PROTEGER LA CABEZA ETRUSCA

Imagen de la reproducción del casco regalada por
Shelby White al 
Museo de Gavá.
Fot. Josep Cortés.
En la antigüedad el casco, junto con el escudo, eran las armas defensivas por excelencia. El pectoral, aunque también protegía en la batalla, era un signo de autoridad y distinción. Hoy, en nuestra vitrina abierta, hablamos de un casco muy especial: uno de los dos ejemplares de casco etrusco hallados en el yacimiento de Les Sorres (Viladecans-Gavá, en la provincia de Barcelona). 
    
Detalle frontal: arpía. Fot. Josep Cortés

Se trata de un casco de parada, variante del tipo Negau datable entre finales del siglo VI e inicios del siglo V aC. El ejemplar es similar a otros aparecidos en diversos lugares de las costas del Mediterráneo occidental, como Agde, Marseille, Alesia, Génova, Pisa, la Cala Sant Vicenç (Mallorca) o Menorca. 

Ésta pieza fue recuperada en las extracciones de áridos de Viladecans en el año 1965,  por una pala excavadora que trabajaba en la obtención de arena dentro del antiguo estuario del Llobregat, y hoy se encuentra en la colección Levy (New York), después de un triste periplo que relata Josep Bracons Clapés. Fue exportado ilegalmente y subastado en Londres, por Christie’s, en 1990, tal y como ya denunciaron en su estudio Izquierdo y Solias. De Europa pasó a los Estados Unidos y acabó en la colección de Leon Levy y Shelby White. En España se emprendieron acciones legales contra la persona que lo sacó del país, que resultó condenada. En el año 2004 Shelby White hizo entrega de una reproducción del casco al Museo de Gavà, precisamente la que podemos ver en las imágenes, pues el original permanece en los Estados Unidos.

Roleos: Fot. Josep Cortés

Detalle de la pareja de leones que podrían haber aguantado
el penacho.Fot. de Josep Cortés
Junto al casco apareció otro, igualmente de tipologia etrusca (en este caso de tipo “italische Helme mit Stirnkehle”, en su variante “mit Ohrshutzplatten") y de idéntica cronología.  Aparte de los cascos, la máquina extrajo de una profundidad de seis metros, material no arenoso, sobre todo madera podrida y forrada con plomo, perteneciente a la estructura de una embarcación hundida, con gran cantidad de fragmentos de ánfora y cerámicas enteras, tres anclas de hierro, una campana de bronce, un simpulum, etc. Algunos de esos objetos -de gran interés arqueológico- aún se encuentran en manos de particulares.

El casco etrusco de tipo Negau es de factura excelente, y presenta una rica decoración, destacándose una figura femenina -esfinge alada o arpía- en su parte frontal, dos roleos vegetales en los laterales y en la cresta superior una pareja de medios leones que sustentarían el penacho, lo que confirmaría el hecho de tratarse de un casco que fue concebido no para la guerra sino para ser mostrado como ornamento masculino.

Resulta interesante el hecho de que en el mismo pecio aparecieran diversos cascos y objetos de bronce (así como la tipología de las anclas de hierro), ésto podría indicarnos que nos hallamos ante un barco chatarrero que naufragó, probablemente, en el siglo II aC.

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