jueves, 8 de octubre de 2009

LAS FLORES DE ESTIGIA - LES FLORS D'ESTÍGIA


Éste fin de semana, casual y sorprendentemente, asistimos a una misa fúnebre en honor a Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador, que se le dedicaba en la Catedral de Burgos. Realmente parece sorprendente que después de tantos siglos se le dedique a un difunto un homenaje. Y reflexionábamos sobre como el valor de la muerte ha sido diluído en nuestra sociedad occidental. Algo impensable para un romano, para el que éste momento de doloroso tránsito era muy respetado y commemorado.

Cuando un ciudadano romano moría, se retiraba de entre los familiares vivos, pero, sin embargo, entraba a formar parte del gremio familiar de los mayores. Su espíritu sobrevivía en la casa, y su respeto y veneración duraban muchas generaciones.

Eran muchas las ceremonias que se hacían en honor a los muertos, así como tributos de obsequios y honores seguidos de ritos funerarios de los que hasta hace poco quedaban aún un buen número de ellos vivos en la liturgia de la Iglesia cristiana, especialmente en los funerales de los pontífices. Por cierto, que nuestro término funeral deriva directamente del latín funus, el muerto sepultado, según San Isidoro; y funis, palabra que hace referencia a las cuerdas hechas de junco y cera usadas para transportar el cuerpo del difunto, que posteriormente eran quemadas durante la ceremonia fúnebre.

Las escenas del último adiós fueron reproducidas cuidadosamente en los monumentos funerarios romanos, y gracias a ellos y a muchos documentos escritos obra de múltiples autores romanos, conocemos particuliaridades y detalles que la arqueología en muchas ocasiones ha venido a certificar.

Porque Girona es anualmente ciudad de flores, KuanUm!, en el Museu d'Arqueologia de Girona, prepara, para el día 29 de octubre, una actividad dirigida especialmente a reconocer la presencia de flores y vegetales en los ritos relacionados con la muerte, como las coronas de encina, laurel, mirto, olivo o espigas de trigo; la rama de sabina o el ciprés hincado a un lado de la puerta de la casa, o todas aquellas festividades florales que commemoraban a los difuntos.

Los que quieran asistir, también conocerán algunos de los aspectos relacionados con la comida y el mundo funerario, acabando por la realización de una receta medicinal que los asistentes degustarán, primero "in situ", para después consumir en casa y, como conclusión, todos juntos, celebraremos un pequeño banquete funerario.

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