¿SOLEAS DEPONERE O SIMPLEMENTE PARA SALIR DEL BAÑO?
Maqueta del peristilo y habitaciones anexas |
El mosaico en cuestión se halla decorando los pavimentos de los pasillos y de diversas habitaciones situadas en torno al peristilo de una villa romana.
Debía tratarse de una villa importante, y entra dentro de lo posible que en sus inmediaciones se localizara su zona fructuaria, probablemente vinculada al mar, y tal vez poseedora de su correspondiente factoría para la elaboración de garum, y probablemente también, dispusiera de una fábrica de púrpura, ya que se han encontrado en abundancia restos de conchas de murex, el molusco del cual se extraía tan codiciado y delicado tinte en la antigüedad.
El estado de conservación de los mosaicos es excelente, presentando escasas lagunas, y la mayoría de las teselas son de color blanco o negro, salvo en el caso del que representa la cabeza protectora de Medusa Gorgoneion, que es policromado.
El conjunto musivario es de gran realismo y a veces falsas perspectivas, aunque éstas, lejos de perder interés desde un punto de vista artístico, nos acercan, con su modernidad, al contemporáneo arte cubista, que tan buenos representantes tuvo en nuestro país, y también al particular arte "naif".
En el mosaico que nos ocupa, se representan de manera descriptiva, unos a continuación de otros, como si se tratara de un verdadero muestrario, elementos y alimentos vegetales y animales de una cocina romana, pero también objetos propios de un comedor y del apodyterium termal, todos presentados a manera de naturaleza muerta.
Sorprenden a la vista del profano un par de zapatillas, o soleae, que enmarcan con fuerza la temática del conjunto culinario. ¿Cómo? Para algunos, tal vez estas sean la rúbrica de todo el conjunto, pues era costumbre entre los romanos, al entrar al comedor, el soleas deponere, es decir, desatarse y quitarse los zapatos…para otros, se trataría simplemente de los objetos propios del aseo personal de un romano, en su paso por las termas, acto cotidiano del atardecer, que tan ligado estaba al posterior momento del convivium.
Sea como fuere, no deja de ser interesante el estudio que de él hizo Alberto Balil en la revista Baetica, núm. 6, 1983, pp 159-174, y en el que se detalla la descripción del conjunto con todo lujo de detalles. Igualmente, merece la pena leer los comentarios de Carlos Posac Mon y Mª Dolores Posac Jiménez y visionar el vídeo e imágenes que acompañan a la página web de la que se han extraído parte de la información que conforma esta entrada.
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