LA LIMPIADORA DEL MUSEO OSTWALD
Hemos podido leer esta curiosa noticia en el períodico "El Mundo" firmada desde Berlín por Rosalía Sánchez. Y aunque lo que nos venga a la cabeza sea una sonrisa, no deja de ser motivo de reflexión todo lo que ha pasado. Y que nadie se rasgue las vestiduras: los más viejos del lugar recordamos haber oido historias sobre unos huevos púnicos pintados que terminaron relucientemente blancos.
"A cualquiera le puede pasar. Está uno limpiando el polvo y se le escurre entre las manos una figurita de porcelana, habitualmente prescindible. Pero la señora de la limpieza del Museo Ostwald de Dortmund no pecó de torpeza, sino de celo en su trabajo. Ni por asomo se le ocurrió que aquellas aparentes manchas de cal sobre una superficie de caucho, que a su juicio afeaban la obra 'Wenn es anfängt durch die Decke zu tropen' (Cuando empieza a gotear el techo) del artista Martin Kippenberger (1953-1997), tuviesen algo que ver con el arte. "¡Que marranada!", debió de pensar la señora, y se empleó a fondo con la fregona, con la satisfacción del deber cumplido.
La obra objeto del ataque |
La obra consiste en una estructura de torre a base de tablas de madera clavadas unas en otras, a modo de andamios o escaleras, en la que aparecen colgados varios letreros con las inscripciones "abstrusa", "reparaciones" y "satisfacción". En su parte inferior y directamente situada sobre el suelo del museo, aparecía un baño de albañil de caucho antes con estudiados restos de yeso, diseminados también a su alrededor, y ahora impoluto.
Los estrictos protocolos del museo exigen al personal de la limpieza "no acercarse a menos de 20 centímetros de las obras de arte", ha aclarado Papajewski, quien advierte que "la evaluación del conservador del museo es que la obra es irrecuperable". El portavoz trató de justificar que "estamos intentando aclarar cuanto antes qué tipo de capacitación tiene el personal de la limpieza, algo que escapa a nuestro conocimiento" y también ha dicho que "el museo ha decidido cambiar de compañía de seguros".
La obra no es propiedad del museo, sino un préstamo de un coleccionista que no desea ser identificado y que deberá ser resarcido. Este incidente, además, se suma al ocurrido en diciembre de 2010, en el que un visitante se cayó dentro de otra obra, titulada 'El espíritu de la luz' y realizada por Otto Piene, cuya indemnización está todavía pendiente de juicio."
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