PLANTAN CEPAS DE VARIEDADES SUPERVIVIENTES DE LA FILOXERA
Hemos leído en "La Vanguardia" esta noticia de recuperación de variedades ancestrales de viña que nos ha parecido muy interesante no solo por el intento de introducción en el circuito comercial de esas variedades si no también por la recuperación de los espacios de alta montaña como espacio de cultivo de la viña, prueba clara del aumento gradual de las temperaturas en que estamos inmersos:
Plano de la comarca del Pallars Sobirà (Wikipedia) |
Las variedades que esta semana se plantan son el resultado de una prospección por el Pallars Sobirà que hicieron técnicos del INCAVI, acompañados de técnicos del Consell Comarcal, durante los últimos años. La mayoría se localizaron en fincas abandonadas y algunas conservaban el nombre pero en otros casos se desconoce y no constan en ningún catálogo de especies.
De las variedades escogidas para su plantación se han descartado las de uvas de mesa ya que el estudio se centra en encontrar variedades aptas para el cultivo y la elaboración de vino. Injertos de estas variedades localizadas en el Pallars son las que se han plantado en la finca experimental de Sort.
El Incavi ha sido el encargado de certificar el nombre de determinadas variedades de vid que les han facilitado los vecinos del Pallars. Las variedades sin nombre han sido sometidas a análisis genéticos para corroborar que se trata de variedades autóctonas. Estas variedades tendrán que rebautizarse en un futuro.
La Bodega Batlliu se encargará del cultivo y el cuidado de las viñas y elaborará vinos con las diferentes variedades, mientras que el INCAVI llevará a cabo el control científico de la experiencia y someterá a pruebas cada vino experimental en sus instalaciones en Vilafranca del Penedès.
Carmen Domingo, técnica vitivinícola del INCAVI, ha explicado que la finalidad de esta plantación es experimentar y hacer estudios durante los próximos 20-30 años y no la producción de vino para la comercialización.
El Incavi y la Bodega Batlliu serán los encargados de hacer el seguimiento de la plantación y ver qué variedades se adaptan mejor y producen un racimo más óptimo para la elaboración de vino. Los resultados serán una buena herramienta para hacer vino con variedades autóctonas de la comarca en un futuro.
Dos personas plantando las cepas (La Vanguardia/ACN/Marta Lluvich) |
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