CICERONE PRACTICVM AL MUSEU NACIONAL D'ARQUEOLOGIA DE CATALVNYA
Cicerone es un término antiguo para definir a alguien que dirige a turistas y visitantes por museos, galerías y similares, explicándoles aspectos de interés arqueológico, histórico o artístico.
Se cree que la palabra proviene de la facundia y el tipo de enseñanza practicados por Marcus Tullius Cicero. Como tal término, parece que se usó antes en inglés que en italiano, sin ir más lejos, encontrándose la cita más antigua en el Dialogue on Medals (Diálogo sobre medallas) de Joseph Addison, publicado póstumamente en 1726. Parece que la palabra se utilizó en primer lugar para describir a anticuarios con conocimientos que mostraban y explicaban a los foráneos las antigüedades y curiosidades del país (así es como lo define el New English Dictionary de 1762). Es curioso constatar como el español Diccionario de Autoridades (editado el 1726) aún no recoge el término. En ésta minuciosa recopilación de la lengua española, sólo podemos encontrar la palabra "ciceroniano" (perteneciente al estilo de Cicerón) recogiéndola, a su vez, del padre Rivadeneyra, que la usó en su Flos Sanctorum, obra redactada a finales del siglo XVI.
No hay que confundir este autor con el impresor y editor del siglo XIX Manuel Rivadeneyra impulsor de la imprescindible Biblioteca de Autores Españoles, colección dirigida inicialmente por el mismísimo Bonaventura Carles Aribau y continuada, entre otros, por Menéndez Pelayo.
El cas és que el proper 9 d'octubre, al Cicle "Cicerone", KuanUm!, dins la seva línia didàctica pronunciarà una conferància pràctica :"Dels objectes als sentits. La cuina romana". Seran encarregats de dictar-la Juana María Huélamo i el doctor Josep Maria Solias, ambdós membres actius i fundadors de KuanUm!.
Ja sabeu, dins l'esplendid marc que és el Museu d'Arqueologia de Catalunya, ubicat a la muntanya de Montjuïc, ens podem trobar el dijous 9 d'octubre, a les 19 horas. Allà hi serem.
Se cree que la palabra proviene de la facundia y el tipo de enseñanza practicados por Marcus Tullius Cicero. Como tal término, parece que se usó antes en inglés que en italiano, sin ir más lejos, encontrándose la cita más antigua en el Dialogue on Medals (Diálogo sobre medallas) de Joseph Addison, publicado póstumamente en 1726. Parece que la palabra se utilizó en primer lugar para describir a anticuarios con conocimientos que mostraban y explicaban a los foráneos las antigüedades y curiosidades del país (así es como lo define el New English Dictionary de 1762). Es curioso constatar como el español Diccionario de Autoridades (editado el 1726) aún no recoge el término. En ésta minuciosa recopilación de la lengua española, sólo podemos encontrar la palabra "ciceroniano" (perteneciente al estilo de Cicerón) recogiéndola, a su vez, del padre Rivadeneyra, que la usó en su Flos Sanctorum, obra redactada a finales del siglo XVI.
No hay que confundir este autor con el impresor y editor del siglo XIX Manuel Rivadeneyra impulsor de la imprescindible Biblioteca de Autores Españoles, colección dirigida inicialmente por el mismísimo Bonaventura Carles Aribau y continuada, entre otros, por Menéndez Pelayo.
El cas és que el proper 9 d'octubre, al Cicle "Cicerone", KuanUm!, dins la seva línia didàctica pronunciarà una conferància pràctica :"Dels objectes als sentits. La cuina romana". Seran encarregats de dictar-la Juana María Huélamo i el doctor Josep Maria Solias, ambdós membres actius i fundadors de KuanUm!.
Ja sabeu, dins l'esplendid marc que és el Museu d'Arqueologia de Catalunya, ubicat a la muntanya de Montjuïc, ens podem trobar el dijous 9 d'octubre, a les 19 horas. Allà hi serem.
El apodo "Ciceron" parece que deriva de 'cicer', garbanzo; según unos por dedicarse su familia (la familia Tulia de Arpino) al cultivo del garbanzo; según otros por tener él mismo, o un antepasado, una verruga en la nariz con verdadera forma de garbanzo. De cualquier modo, hablar de Cicerón es hablar sin duda del summun de la oratoria.
Explica Plutarco, en sus Vidas Paralelas, como el mismísimo Cicerón, siendo cuestor en Sicilia, hizo a los dioses una ofrenda de plata, en la que inscribió sus dos primeros nombres: Marco y Tulio, y en lugar del tercero dispuso por una especie de juego, que el artífice grabara al lado de las letras... ¡un garbanzo!
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