La exposición que tuvimos la suerte de visitar el pasado domingo en el Caixa Forum de Barcelona, presenta un conjunto excepcional de pintura francesa del siglo XIX y comienzos del XX, procedente de la colección de Sterling y Francine Clark.
Sterling Clark reunió la mayor parte de su colección en París, en los primeros años de la década del siglo XX, por el placer de estar rodeado de las grandes creaciones de su tiempo. Concibió su colección a escala doméstica: las obras formaban parte del entorno cotidiano y se distribuían por la casa siguiendo las preferencias del coleccionista, que combinaba piezas de diferentes periodos y estilos. Clark buscaba la continuidad entre las creaciones del pasado y del presente, desde una perspectiva que hoy podemos sentir como muy cercana, y en ésta concepción fue a menudo orientado por su esposa Francine, quien tuvo un importante peso específico en su compra.
Las obras que adquirió, principalmente de la primera etapa del impresionismo, convivían con los antiguos maestros y también con la pintura inmediatamente anterior, sin rupturas. En la muestra, encontramos a los pintores realistas de la escuela de Barbizon –Corot, Millet, Rousseau– junto con los grandes maestros del impresionismo: Sisley, Pissarro, Manet, Monet, Degas y, sobre todo, Renoir, que fue el primer impresionista de la colección Clark.
Sterling Clark convirtió su pasión personal en un patrimonio colectivo y en 1955, junto con su inseparable Francine, creó su propio museo y centro de investigación en Williamstown, en el estado de Massachusetts (actualmente, uno de los más punteros del mundo). La exposición revive el esplendor del novecientos –cuando París era la capital de la pintura– y nos acerca a algunos de sus artistas más destacados, como Renoir, que tiene una presencia muy importante en la colección Clark y en esta exposición.
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