Muy bien estructurada y explicada bajo el comisariado del malogrado Felipe Solís, la muestra reunía alrededor de 450 objetos excepcionales, la mayoría de los cuales no había salido nunca de México y algunas, incluso, se hallaban inéditas hasta la publicación del catálogo.
Los apartados de la exposición abarcaban desde la historia de la civilización y el propio yacimiento hasta sus relaciones con el mundo mesoamericano, pasando por apartados como su estructura social y política y su vida cotidiana.
Gracias a las recientes excavaciones se ha comprobado que el imperio de Teotihuacan se fundó en el militarismo. Era práctica habitual la ofrenda de prisioneros o el sacrificio de víctimas, especialmente durante las ceremonias de conmemoración de la ampliación de los edificios rituales. Hechos que ponen de relieve la dimensión guerrera de dicha cultura.
Pero a nosostros nos interesó, especialmente, la parte dedicada a la sociedad. Las clases superiores vivían en lo que se llama "palacios": residencias compuestas por múltiples habitaciones de piedra sobre patios, mientras que los campesinos se alojaban en cabañas de dos o tres habitaciones, situadas en la periferia de la ciudad. En la exposición se
Pero el objeto que más nos llamó la atención fué un vaso plástico de cerámica en forma de ave con incrustaciones diversas y que, por su aspecto, se le ha denominado comunmente "el pollo loco". A la izquierda la imagen, realmente es un objeto curioso y de aspecto divertido.
Os pasamos, a continuación, algunas fotos más de la visita:
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